miércoles, 15 de febrero de 2012

Luz


Uno de los primeros recuerdos que tengo de niño sucede con la luz y el polvo, sucede en casa de un pariente en Villahermosa y es como al atardecer. La luz del sol entra por la ventana y sólo en el espacio donde pasa directamente el rayo de luz, se descubre el polvo que flota en al aire, recuerdo estar fascinado de muy niño con esa imagen, creyendo que las partículas de polvo eran los elementos de los que se componía la luz y que viajaban constantemente visibles para alumbrar el mundo. He visto la imagen de ese recuerdo miles de veces en mi cabeza de forma romántica y melancólica. Hace unos años haciendo cuentas del lugar donde estaba yo parado cuando sucedió dicho recuerdo no existió hasta que yo era adolescente, por lo tanto no hay forma de que el recuerdo sea real. Después de pensarlo mucho tiempo, creo que el recuerdo está fabricado en parte por la importancia que tiene el lugar en mi vida y la fascinación que he tenido siempre por las proyecciones, la luz que se estrella en una pantalla en un cuarto oscuro y descubre el polvo que existe en el aire.

La mayor parte de mis recuerdos de infancia tiene que ver con experiencias fuertes, regaños y castigos, momentos de furia, incluso amenazas con cuchillo a algunos conocidos y amigos, esto no es reflejo de una niñez traumática ni llena de abusos, creo que al contrario fui un niño bastante feliz, pero mi naturaleza tiende a lo oscuro, por eso me cuesta más trabajo conectarme con el niño sonriente  que veo en fotos de fiestas de cumpleaños y viajes de vacaciones.

Estos dos pasajes me han estado dando vueltas en la cabeza después de ver The Tree of Life de Terrence Malick, un espectáculo visual que utiliza la historia de una familia en Texas en los 50, como pretexto para construir una serie de imágenes y reflexiones sobre el origen de la vida, el amor, la familia, el odio y momentos de temas que a veces resultan abrumadores y otras un poco forzados. Me interesa poco reseñar una cinta que estuvo en cines hace mucho tiempo y ha recibido una fuerte cantidad de elogios y críticas destructivas, quiero más bien hacer el intento de condensar lo que me hizo sentir, pensar y escribir mi pequeño homenaje a uno de los fotógrafos mas talentosos que ha dado México.

Terrence Malick es un director bastante enigmático, no tanto por el significado de su obra, como por su forma de trabajar. Su primer largometraje, Badlands,  es del año 1973, el segundo, Days of Heaven es de 1978, después desapareció durante 20 años hasta que en 1998 realizó The Thin Red Line, desde entonces ha terminado otros dos largometrajes, The New World y el motivo de este texto, The Tree of Life. En Cannes ganó el premio más importante y se dio el lujo de no dar entrevistas ni conferencia de prensa después de la proyección. Sin mucho ruido sobre su largos períodos de inactividad cinematográfica, no inmensas expectativas cada vez que estrena una nueva película, Malick y sus fotógrafos han logrado crear algunas de las imágenes más hermosas en al historia del cine. En este último trabajo decidió condensar la fuerza de la imagen en movimiento y el sonido para crear una experiencia contemplativa, absolutamente sensorial en su apreciación; sin embargo para mí, hay un mensaje: el amor es un concepto mucho más complejo y grande de lo que nos gusta pensar, no es sólo un sentimiento puro y noble, sino un producto de diferentes motivaciones, que, como un elemento de la tabla periódica, es compatible con algunos y con otros no, en algunos casos es volátil y en otros completamente estable, el amor puede producir millones de actitudes y reacciones cuando se mezcla con la culpa, con el deseo, con la responsabilidad, no es un sentimiento aislado que sólo produce cosas positivas. Para mi, el personaje de Brad Pitt en al cinta sólo está motivado por el amor a su familia y en todo momento actúa con ese móvil, quiere un futuro próspero y una vida diferente para sus hijos, quiere que sean fuertes y resistentes en un mundo que puede ser muy cabrón. Todos los gritos y abusos y golpes, son producto de un amor que sabe expresarse perfectamente, simplemente lo hace de una forma que da miedo. De la misma manera la madre interpretada por Jessica Chastain, es el amor que conocemos, dulce, incondicional, protector y la reacción que estas dos personas generan en su hijo mayor crea un amor confundido, enojado, lleno de miedos. La cinta habla de muchas cosas, quizá demasiadas a ratos, puede ser confusa en su estructura no lineal y a ratos excesiva en algunas metáforas; sin embargo, el retrato tan complejo que muestra de lo que puede significar amar a alguien, hace que la experiencia emocional se vuelva un pretexto perfecto para reflexionar sobre relaciones y sentimientos en un mundo que quiere reducir el amor a una forma demasiado  simple de felicidad y estabilidad.

Más allá de mis viajes personales y reflexiones resumidas, la cinta es valiosa por su impresionante calidad estética, la belleza y a veces crudeza de las imágenes, tienen un indiscutible valor cinematográfico. Un fotógrafo de cine no es la persona que pone su ojo detrás del lente, de hecho su trabajo no necesariamente implica que opere la cámara, en muchos casos hay directores que deciden hacer esto personalmente o en producciones muy grandes o con ciertos retos específicos, se contrata un operador. El fotógrafo de una película se encarga de la luz principalmente, se encarga de decidir dónde, en qué dirección, forma e intensidad debemos ver el rostro de un personaje o los objetos que cuentan la historia; se encarga de tomar todos los colores que hay en nuestra realidad y combinarlos, omitirlos o exaltarlos para que ayuden a contar una historia o provocar una sensación.

Emmanuel Lubezki ha hecho de todo un poco, desde cine mexicano sin apoyo de producción, cine independiente sin presupuesto y producciones gigantes con todos los recursos disponibles. No conozco el dato preciso, pero debe ser el mexicano con más nominaciones al oscar y, sin duda, está en el top 5 de los directores de foto trabajando actualmente (seguro en el top 10 de todos los tiempos). Ha trabajado con directores de estilos muy diferentes, (los hermanos Coen, Tim Burton, Mike Nichols, Michael Mann y, por supuesto, Alfonso Cuarón).

Cuando vi por primera vez A Little Princess, estaba en época de cine guerrillero de bajo presupuesto, todo lo que oliera remotamente comercial, me parecía detestable y sin embargo no pude evitar que la belleza de las imágenes me dejara impresionado. Años después debo confesar que entré a ver películas sumamente cuestionables sólo porque él las había iluminado, así me soplé Meet Joe Black, y aunque sigo pensando que es una de las cintas más ridículas que he visto en mi vida, hay momentos donde la iluminación valió la pena el precio del boleto. En mi opinión, su mejor trabajo es cuando colabora con Alfonso Cuarón, sobre todo en Y Tú Mamá También y Children of Men, donde su uso de lentes angulares y luz natural, logran imágenes no sólo cargadas de una fuerza impresionante, sino de un virtuosismo cinematográfico difícil de imitar o igualar.

Una de las cosas más hermosas que hizo junto a Malick en The Tree of Life, es el uso de la luz natural, el sol es, desde un punto de vista fotográfico, una luz muy caprichosa, sale y se mete sin importar los horarios de filmación, no se puede reducir la intensidad y la dirección con la que apunta a sus objetos es una sola dependiendo de la hora del día. La forma en la que Lubezki apunta su cámara y aprovecha los mejores momentos que le ofrece el astro rey es absolutamente impresionante.

La nominación de Demián Bichir al oscar por mejor actor, ha generado una lluvia de apoyos y nacionalismo en las redes sociales y prensa escrita, son varios ya los artículos y posts de internet donde he leído el entusiasmo con el que nos sentimos orgulloso del trabajo de un actor mexicano en Hollywood. La importancia que el damos a los actores como la cara visible de una película, explica perfectamente  por qué nos parece que una nominación a mejor actor es relevante y pasamos por alto una a mejor fotografía. Yo le deseo mucha suerte a Demián Bichir, no he visto la película por la que está nominado y por lo tanto no puedo opinar sobre su actuación; sin embargo, me gustaría promover el apoyo para un mexicano que no sólo es el favorito para ganar, sino también lo merece desde la primera vez fue candidato al premio y todas las nominaciones siguientes.

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