Hace no tanto tiempo me reencontré con un amigo de la primaria por medio de las redes sociales. A diferencia de la mayoría de la gente que reaparece por estos medios, con Joaquín he sostenido un par de conversaciones, intercambiado correos y, por lo menos hasta hace poco, era lector asiduo de este blog. Debo reconocer que intenté hacer lo mismo con el suyo (joaquinbarroso.com), pero son pocas las entradas que entiendo, ya que tienen mucho que ver con química.
Mi relación con Joaquín pasó por todas las fases que puede atravesar una amistad infantil, jugamos de todo, peleamos, dormí en su casa, nos llevó su papá al béisbol, el mío a la feria, creo que alguna vez lo amenacé con un cuchillo y él se debe haber burlado cruelmente de mi tartamudez. Si la memoria no me falla, le tenía una fobia a la sangre que demostró una vez en clase de deportes cuando un compañero presentaba una hemorragia nasal bastante irregular. Como toda amistad infantil se terminó cuando llegamos a secundaria. Nos dejamos de ver y no supe nada de él hasta que llegó Facebook a mi vida.
En la primera entrada de este blog, confesé que me gustaba la violencia, era fan del cine de terror y justo recibí un comentario de Joaquín cuestionando el origen de mi gusto por estos temas e imágenes. Creo que sin responder por completo contesté que era una cosa estética, no que me pareciera hermoso o armonioso, pero que las imágenes tenían la fuerza con la capacidad de generar reacciones emocionales y físicas. Una ex novia se quejaba cada vez que la llevaba a ver una peli en la que sufría, argumentando que no tenía ninguna necesidad de ir a pasarla mal al cine. Me llevó mucho tiempo entender por qué le molestaba tanto y después entendí que a mí me gusta el rango entero de emociones, que salir deprimido, horrorizado y hasta perturbado de una película es parte esencial de la experiencia de ir al cine, si las cosas no me mueven con fuerza, no valen la pena y de la misma forma hay gente que justo quiere ir al cine para escapar del rango amplio de emociones que hay en la vida, que justo quiere entrar en estado de calma y reír un rato o simplemente sentirse bien al final.
Advertencia: Esta es la parte del blog que se pone explícita, morbosa y asquerosa.
The Human Centipide 2: Full Sequence es la secuela a la primera peli de Tom Six sobre la creación de un ciempiés humano pegando las bocas de unas personas a los anos de otras. En esta ocasión, el degenerado que busca crear esta criatura lo hace con 12 personas en vez de 3. El pretexto para la segunda parte es bastante flojo, Martin, un guardia de seguridad de un estacionamiento está obsesionado con la película original, al punto de replicarla en la vida real. Los aciertos del director en esta segunda parte son bastante claros, el blanco y negro y el diseño de audio crean una atmósfera pesadillesca bastante similar a la de Eraserhead de David Lynch, además el casting del actor principal, es de verdad angustiante. Laurence R. Harvey es una persona que claramente se quedó a la mitad de la creación de ser un ser humano, como si fuera un prototipo que fue desechado antes de ser terminado. Uno puede ver la peli y en momentos creer que está soñando algo tan terrible que es bastante angustiante no poder despertar.
Lo triste es cómo alguien que tiene talento para construir atmósferas, y una idea lo bastante grotesca para perturbar a su audiencia, termina cediendo toda su creatividad al camino fácil . Martin es una caricatura mal dibujada, a diferencia del terrible doctor Heiter de la primera parte. Aquí sí nos enteramos un poco más del villano, sabemos que tiene un grado de retraso mental, que fue abusado sexualmente por su padre y que su madre probablemente vio Carrie de Brian de Palma varias veces y emula a la madre de la chica telequinética, es decir, Martin tiene todo el potencial y las razones para ser un depravado, lo cual a ratos se vuelve un tema repetitivo y sobre desarrollado que más que convencernos de los motivos del personaje, nos hace pensar que el director no tenía suficientes secuencias para que la película alcanzara la duración de un largometraje. Los gritos contantes de la madre de Martin, sus castigos y la terrible relación que tiene con el psiquiatra de su hijo no logran generar la tensión necesaria como para descifrar algo de la psicología del personaje, el momento en que es asesinada carece de clímax dramático y se vuelve sólo pretexto para un gore bastante chafa.
La peli es muy explícita, desde las masturbaciones de Martin, hasta los procedimiento quirúrgicos que realiza para crear su ciempiés, en varios momentos logra imágenes de verdad perturbadoras, pero en muchos otros se decide simplemente por lo asqueroso, se requiere de creatividad para lograr imágenes que, por encima de su putrefacción, logren penetrar en un concepto aterrador y al parecer Tom Six se conforma con lograr esto en 1 de cada 5 de sus propuestas. Pero la cinta no sólo falla por simplona en su propuesta perturbadora, también llega a excesos ridículos. En la primera entrega de la serie, el momento en que demuestra como funciona un solo sistema digestivo a partir de las uniones boca-ano, es asqueroso, pero el sufrimiento de los personajes lo hace de verdad impresionante, las nauseas que podría provocar la escena son superadas por el horror que causa el concepto. En esta segunda parte el momento es simplemente ridículo, después de proporcionar laxantes en grandes cantidades para iniciar la cadena, la peli parece cambiar de canal y convertirse en comedia de adolescentes al peor estilo de Scary Movie, donde todo el momento que tememos, se convierte en un pésimo chiste escatológico que rebaja la tensión a algo mucho más ordinario y hasta vulgar. Finalmente hacia los últimos minutos el director se ha metido en un embrollo tan complicado de terminar, que empiezan a suceder cosas sin sentido, tanto físicas como dramáticas. En el más absurdo de los momentos uno de los miembros del ciempiés escapa en auto mientras da a luz a un bebé.
La peli es tan popular que recibió reseñas en casi todos los medios importantes gringos, muchos cuestionando la necesidad de que existan cintas como ésta y unas pocas celebrando la fuerza y la osadía de la realización. Yo creo que no es una peli para todo mundo, aún si sólo pienso en mis amigos que disfrutan del género, creo que puedo pensar en dos, quizá tres que aguantarían hasta el final y puede ser que un par más que por morbo y ganas de demostrar que tienen un estómago fuerte. Pero también creo que vale la pena explorar los limites de temas sobre le control, obsesiones sexuales depravadas y crear imágenes fuertes que generan reacciones fuertes, pero no creo que Six haya hecho su mejor esfuerzo y se conformó con hacer porno para Mel Gibson (quien seguramente podría tocarse de forma inapropiada toda la peli), sabiendo que la mayor parte de la gente la encontraría demasiado extrema. Por lo pronto ha juntado suficiente dinero como para hacer una tercera parte. A ver qué tal.
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