Cuando tenía 11 años fui con mi hermana Martha y mi
mamá a ver a Billy Joel, yo no era tan fan, pero parte de la lucha por el reconocimiento
de mis derechos me obligó a insistir en los mismos privilegios que tenía la
primogénita de mis padres. La vivencia fue espectacular, quedé encantado con la
experiencia de la música en vivo y comencé una visita tras otra a los espacios
donde había conciertos, desde los más formales hasta los más improvisados. Durante
un rato estuve definiendo la música que me gustaba y asistí a una lista de eventos muy diversos, la
cual se fue reduciendo poco a poco conforme limitaba mis intereses.
Una vez que mi gusto se había
definido hacia el rock y sus derivados, en alguna ocasión fui a ver a
Aerosmith, no puedo decir que no disfruté el concierto, la verdad es que
conocía muchas canciones y la banda daba un buen show en vivo. Con los años el
conjunto musical fue saliendo de mis gusto principales, conforme fui creciendo
encontré su fórmula musical demasiado repetitiva, a su cantante un poco
irritante y a su guitarrista mucho menos prodigioso de lo que vendía su
actitud. Con los años Aerosmith se fue volviendo cada vez más una banda
irrelevante que hacía power ballads cursis para películas malas. Cada vez que
escuchaba una canción nueva pensaba que ellos eran un gran ejemplo de cómo
siempre se puede caer más bajo, incluso cuando nunca has estado tan arriba,
incluso cuando te has estrellado en el suelo. Hace un año, el vocalista de la
agrupación se sumó al jurado de American Idol al lado de Jennifer López. Las
veces que pasaban anuncios del programa y mostraban a Steven Tyler en el
reality show, me convencía que eso era lo más bajo que podía tocar un rock star
en sus ganas de mantenerse en el ojo del público. Hoy en día, una vez más,
Steven Tyler me ha mostrado lo equivocado que estaba, un comercial de burguer king,
muestra a este individuo en diferentes tomas haciendo el ridículo para promocionar
la venta de hamburguesas, cada ves que pasan el anuncio, me pregunto si no
debería haber una ley que proteja
a esta gente de si misma y los obligue a retirarse con un poco de dignidad, aún
cuando nunca hayan tenido mucha.
Hace unos meses publiqué en este
blog dos entradas sobre directores veteranos, sus pelis nuevas y mi opinión
sobre si el realizador ha ganado o perdido con el tiempo. En aquella ocasión
casi todos los directores salieron más o menos bien parados, algunos habían
perdido lo que una vez los hizo visionarios o innovadores, pero había gran
parte de su oficio que se mantenía con un estándar de calidad bastante
respetable, a ninguno de ellos los mandaría a la casa de retiro con Steven Tyler.
Nunca vi la serie de televisión Dark Shadows, de hecho la primera ves
que supe que existía fue cuando vi el trailer de la película del mismo nombre y
después leyendo me enteré que estaba era un telenovela gringa de culto que
incluía vampiros, brujas y otros seres sobrenaturales en un pequeño pueblo gringo.
La película no sólo es otro mal
refrito de éxitos televisivos del pasado, además es dirigida por Tim Burton y
protagonizada por Johnny Depp, pareja que desde hace un tiempo tienen la
necesidad de tomarse un descanso y salir con otras personas.
Cuando vi Beetlejuice, me pareció una de las cosas más simpáticas y
diferentes con las que me había topado en mi corta vida, es una de las pocas
peli de mi niñez que vuelvo a ver y sigo encontrando divertida, original y muy
bien hecha, de ahí vinieron Batman y Edward Scissorhands, creo que éstas
hicieron a Burton el primer director que identifiqué con claridad en mi vida.
Siendo un adolescente enojado, poco apto para los deportes y complejo de feo
feísimo, sus pelis de personajes tímidos, diferentes y alienados, eran uno de
mis escapes favoritos. Sus cuentos de hadas torcidas donde el muchacho raro no
sólo enamoraba a la chica, sino también daba una importante lección a su
comunidad eran un alivio grande en mi vida.
Ya un poco más grande, con menos
complejos adolescentes y con pretensiones cinematográficas, debo decir que Nightmare Before Christmas y Ed Wood, me parecieron (y me siguen
pareciendo) obras originales de una mente creativa, con un estilo único. Tim
Burton fue durante casi toda la década de los 90, uno de mis directores
favorito. Después empezó la debacle, la cual tardé en reconocer por pequeños
chispazos de originalidad en ciertos momentos de ciertas películas. Lo que le
sucedió a Burton fue que el éxito, poco a poco ganó la batalla con los estudios
de cine y les demostró que su visión de las cosas no sólo era la que a él le
interesaba contar, sino también que era capaz de atraer grandes audiencias.
Poco a poco el cine de Burton fue encontrando una zona de confort que lo llevó
a repetirse y a dejar de buscar la forma salirse de las fórmulas comunes; sin
embargo, aún había cierta originalidad en la técnica y las imágenes. Algunos
momentos brillantes en Sleeppy Hollow
y Big Fish, pero la comodidad de
dirigir con dinero y sin retos se notaba cada vez más en Planet of the Apes y Charlie
and the Chocolate Factory. De la misma forma las actuaciones de Depp se
volvieron más acartonadas, como si su director le demandara cada menos en cada
película, demasiada comodidad diría yo.
En el 2010 sucedió lo que hace 20 años hubiera sonado imposible, Burton
destruyó de la forma más terrible el clásico de Lewis Carroll. Alice In Wonderland es uno de los abusos
cinematográficos más grandes que se han hecho contra la literatura. No sólo
decidieron convertir la historia en una secuela de la novela, sino convirtieron
el mundo fantástico del autor inglés en una metáfora revolucionaria con tintes
del señor de los anillos, decorados digitales espantosos y actuaciones
exageradas fuera de tono, la cinta es un producto de la mercadotecnia de los estudios Disney y de la
arrogancia de un director que se siente la máxima autoridad en el terreno de la
imaginación.
Dark Shadows es la misma película
que lleva haciendo Burton desde hace 20 años, un intento gastado por sobre
explotar la fama de quien creó un mitos sobre su talento y ahora reposa sin
ningún esfuerzo haciendo películas mediocres. El guión es flojo. Como casi
todos los refritos televisivos del cine, se asume que uno es familiar con el
pretexto de la historia y la
construcción de los personajes se limita a una sola característica que lo
definirá toda la película, la adolescente es insoportable, la matrona es dark y
la doctora alcohólica. Depp vuelve a jugar su carta de rarito que lo hizo
brillar al principio de su carrera y hoy en día sólo lo encasilla en un mismo
personajes que a veces actúa como borracho y otras como desubicado, los efectos
digitales se parecen a todo lo que
hemos visto en los últimos 10 años, sólo que como el pretexto de la historia es
de caricatura todo tiene un toque exagerado para que parezca extraño, la
historia introduce montones de caminos que nunca explora, como si fuera una
capítulo de una serie que retomarán la semana siguiente.
Así como Steven Tyler vende
hamburguesas para Burguer King, Burton usa su peli para vender McDonalds, es
decir, el cine Burton se ha convertido en la peor caricatura de si mismo, quizá
debería de considerar mudarse con el vocalista de Aerosmith y fundar una casa
de retiro que los obligue a conservar la poca dignidad que todavía les queda.
http://www.youtube.com/watch?v=wpWvkFlyl4M
http://www.youtube.com/watch?v=88ic0-l9H_Q