viernes, 29 de junio de 2012

Ni un voto al PRI


Cuando empecé a escribir este blog no estaba seguro de que sería exclusivamente de cine, mi gusto por la música, las rarezas con las que se topa uno en Texas y una manía por enojarme con las opiniones mal fundamentadas, me darían motivos para escribir de vez en cuando sobre otras cosas. Al final decidí dedicarme a escribir sobre cine para no tener un blog que se tratara de todo o que se convirtiera en una especie de diario. Una vez aclarado esto, me permito revelar que una de las ventajas de escribir sobre cine es que uno encuentra siempre una peli que sirva de pretexto para entrarle a varios temas, algunos tan escabrosos como la política.

En marzo de 1994 yo tenía 15 años y confieso que estaba en un concierto de Scorpions cuando me enteré que habían matado a Colosio. La noticio creo que me causó el mismo shock que en general le causó a los habitantes de México. En la escuela se habló del tema durante semanas, la imagen terrible del balazo nos la repitieron miles de veces y quedó plasmada en portadas, titulares de revistas y periódicos, las teorías circulaban por todos lados y las opiniones informadas y ridículas se escuchaban todos los días.

El cine político es un género mal explotado, casi siempre se reduce a historias de buenos y malos, donde el poder y el dinero son sinónimos de corrupción y los políticos son seres inhumanos terribles, o bien héroes incorruptibles que casi siempre pierden cuando intentan luchar contra el sistema. Mi queja no es que estos conceptos estén alejados totalmente de la realidad, más bien el problema es que las dos horas de pantalla tienden a sobre simplificar las cosas y a la gente, lo cual es muy entretenido en Lord of the Rings, pero burdo cuando se intenta retratar la realidad. Por ejemplo JFK de Oliver Stones es una obra increíble en términos técnicos, la foto, la edición, las actuaciones y sobre todo los formatos en los que decide contar los diferentes niveles de la historia hacen que sea una cinta a la que regreso constantemente para revisar cuestiones de manufactura y estructura narrativa, pero, su visión de la bondad absoluta de los Kennedy o del fiscal Garrison hace que su crítica política caiga en grandes momentos de ingenuidad y que la conspiración que nos intenta vender resulte tan complicada que no estamos seguros de la culpabilidad del personaje de Tommy Lee Jones. En cambio Nixon del mismo realizador, resulta un análisis de un personaje oscuro, presenta un presidente con buenas y malas decisiones, cuyo principal problema es vivir con un resentimiento inmenso por la popularidad de los niños ricos y bonitos. Stone presenta un Richard Nixon muy humano que falla en todos sus intentos porque lo que quiere es ser querido por una población que no le expresa la misma admiración que a algunos de sus predecesores; sin embargo, el análisis político se pierde en medio de los dramas personales y al final no entendemos bien que es lo que le sucede a Nixon. En medio de estos dos casos se encuentran las anécdotas aburridas como Ides of March y los retratos biográficos poco analíticos como The Iron Lady

El caso del cine mexicano es aún más burdo, la censura, el financiamiento gubernamental y la falta absoluta de análisis crítico han hecho del cine político nacional un montón de tragicomedias, lagunas muy divertidas y otras dignas del mejor capítulo de una telenovela. Los esfuerzos de Luis Estrada pasan por la simpática Ley de Herodes, en donde logra hacer una caricatura irreverente del sistema político mexicano, la cual sigo creyendo que es muy entretenida, pero bastante vacía en su crítica. Su segundo intento, Un Mundo Feliz, es quizá el mejor ejemplo de lo que sucede con el cine político mexicano, ya que es una visión burda de la tecnocracia y lo hace de forma tan absurda que al final de la peli, el mensaje se pierde, quizá algunos izquierdistas con sentido del humor salgan encantados del cine, pero no le dice nada a la población, incluso cuando el mensaje final sugiere que el camino neo-liberal va a llevar a los pobres a terminar con la clase media de la forma más violenta posible. La tercera entrega, El Infierno, pierde todo su propósito entre el albur y el ridículo, sus ganas de retratar el círculo de violencia en el que está inmerso México, resulta irrelevante cuando empieza a dejar todo rastro de seriedad y se queda en la crítica fácil desde la esquina de la izquierda. A pesar de toda esta crítica, los esfuerzos de Estrada son mejores que el resto de cine político en México, desde los que tratan el tema de forma perfecta, hasta los que sólo hacen referencias pequeñas a un fragmento de la historia.

Colosio, el Asesinato, parecía un intento oportunista en tiempos electorales de estrenar una peli que levantara algún tipo de polémica. La verdad me senté en el cine sólo con el morbo de que contaran un chisme. Al principio eso parecía, los diálogos sonaban un poco trillados, la ausencia de realidad en algunas formas o protocolos de los altos burócratas mexicanos y la presencia de Kate del Castillo apuntaban a otra de esas farsas mal documentadas sobre la política mexicana, pero una vez que se establecen los personajes la cinta va tomando forma, la dirección de Bolado es impecable, su estilo visual se centra en la historia de forma precisa y sin grandes trucos, se limita a encuadrar la película para que se cuente a través del diálogo y las imágenes. De un momento a otro aquellos detalles burdos que definen el principio de la cinta, se convierten en una reconstrucción detallada de hechos y en preguntas que al día de hoy siguen sin contestarse.

Antes de hacer el editorial sobre el contenido de la película, quiero remarcar la calidad de la manufactura, desde un guión bien escrito, hasta una post producción bien cuidada y precisa. Más allá de opiniones políticas, la cinta se convierte en un thriller político de muy buen nivel que nos deja perturbados. Quizá la historia relacionada con Kate del Castillo llega a consecuencias demasiado trágicas en un momento en que no era necesario y sus ganas de construir un candidato del PRI demasiado bueno, que de verdad tenía intenciones de romper con el pasado y fundar una nueva república, resulta un poco ingenuo y lejos de la realidad, pero supongo que a falta de mejor información había que reducir ese tema para efectos dramáticos.

Yo, como muchos mexicanos, creemos que Salinas mató a Colosio, que Córdoba Montoya lo ayudó a ocultar todas las pruebas y que el sistema le dio suficientes largas al asunto para que ya no importaran los elementos ilógicos de la investigación, los múltiples Aburtos y la teoría del asesino solitario. Pero más allá de eso, la cinta me recuerda un México más oscuro, con periodistas muertos, control de medios de comunicación y pactos en lo oscurito para manejar el país. Me recuerda que en el año 2000 sentíamos que nos habíamos deshecho de toda esta mierda. Me recuerda mucho a cosas que estamos viviendo en este momento, y me hace pensar en el regreso absoluto de esta política oscura y controladora. Entiendo que México cambió, que la libertad de prensa ha mejorado, que el acceso a internet abre fuentes de información que no permitirán compra de voluntades, pero me pregunto si los priístas lo saben y como parece que no están conscientes, me pregunto que tan lejos están dispuestos a llegar para recuperar el México que a ellos les gusta, el que justifica todas las acciones para conservar el poder. No es campaña, sólo cosas que pienso después de ver una película.

Les dejo el trailer

http://www.youtube.com/watch?v=RmAE0CMnPBU