Cuando empecé a escribir este
blog no estaba seguro de que sería exclusivamente de cine, mi gusto por la
música, las rarezas con las que se topa uno en Texas y una manía por enojarme
con las opiniones mal fundamentadas, me darían motivos para escribir de vez en
cuando sobre otras cosas. Al final decidí dedicarme a escribir sobre cine para
no tener un blog que se tratara de todo o que se convirtiera en una especie de
diario. Una vez aclarado esto, me permito revelar que una de las ventajas de
escribir sobre cine es que uno encuentra siempre una peli que sirva de pretexto
para entrarle a varios temas, algunos tan escabrosos como la política.
En marzo de 1994 yo tenía 15 años
y confieso que estaba en un concierto de Scorpions cuando me enteré que habían
matado a Colosio. La noticio creo que me causó el mismo shock que en general le
causó a los habitantes de México. En la escuela se habló del tema durante
semanas, la imagen terrible del balazo nos la repitieron miles de veces y quedó
plasmada en portadas, titulares de revistas y periódicos, las teorías
circulaban por todos lados y las opiniones informadas y ridículas se escuchaban
todos los días.
El cine político es un género mal
explotado, casi siempre se reduce a historias de buenos y malos, donde el poder
y el dinero son sinónimos de corrupción y los políticos son seres inhumanos terribles,
o bien héroes incorruptibles que casi siempre pierden cuando intentan luchar
contra el sistema. Mi queja no es que estos conceptos estén alejados totalmente
de la realidad, más bien el problema es que las dos horas de pantalla tienden a
sobre simplificar las cosas y a la gente, lo cual es muy entretenido en Lord of the Rings, pero burdo cuando se
intenta retratar la realidad. Por ejemplo JFK
de Oliver Stones es una obra increíble en términos técnicos, la foto, la
edición, las actuaciones y sobre todo los formatos en los que decide contar los
diferentes niveles de la historia hacen que sea una cinta a la que regreso
constantemente para revisar cuestiones de manufactura y estructura narrativa,
pero, su visión de la bondad absoluta de los Kennedy o del fiscal Garrison hace
que su crítica política caiga en grandes momentos de ingenuidad y que la
conspiración que nos intenta vender resulte tan complicada que no estamos
seguros de la culpabilidad del personaje de Tommy Lee Jones. En cambio Nixon del mismo realizador, resulta un
análisis de un personaje oscuro, presenta un presidente con buenas y malas
decisiones, cuyo principal problema es vivir con un resentimiento inmenso por
la popularidad de los niños ricos y bonitos. Stone presenta un Richard Nixon
muy humano que falla en todos sus intentos porque lo que quiere es ser querido
por una población que no le expresa la misma admiración que a algunos de sus
predecesores; sin embargo, el análisis político se pierde en medio de los
dramas personales y al final no entendemos bien que es lo que le sucede a
Nixon. En medio de estos dos casos se encuentran las anécdotas aburridas como Ides of March y los retratos biográficos
poco analíticos como The Iron Lady
El caso del cine mexicano es aún
más burdo, la censura, el financiamiento gubernamental y la falta absoluta de
análisis crítico han hecho del cine político nacional un montón de
tragicomedias, lagunas muy divertidas y otras dignas del mejor capítulo de una
telenovela. Los esfuerzos de Luis Estrada pasan por la simpática Ley de Herodes, en donde logra hacer una
caricatura irreverente del sistema político mexicano, la cual sigo creyendo que
es muy entretenida, pero bastante vacía en su crítica. Su segundo intento, Un Mundo Feliz, es quizá el mejor
ejemplo de lo que sucede con el cine político mexicano, ya que es una visión
burda de la tecnocracia y lo hace de forma tan absurda que al final de la peli,
el mensaje se pierde, quizá algunos izquierdistas con sentido del humor salgan
encantados del cine, pero no le dice nada a la población, incluso cuando el
mensaje final sugiere que el camino neo-liberal va a llevar a los pobres a
terminar con la clase media de la forma más violenta posible. La tercera
entrega, El Infierno, pierde todo su
propósito entre el albur y el ridículo, sus ganas de retratar el círculo de
violencia en el que está inmerso México, resulta irrelevante cuando empieza a
dejar todo rastro de seriedad y se queda en la crítica fácil desde la esquina
de la izquierda. A pesar de toda esta crítica, los esfuerzos de Estrada son
mejores que el resto de cine político en México, desde los que tratan el tema
de forma perfecta, hasta los que sólo hacen referencias pequeñas a un fragmento
de la historia.
Colosio, el Asesinato, parecía un intento oportunista en tiempos
electorales de estrenar una peli que levantara algún tipo de polémica. La
verdad me senté en el cine sólo con el morbo de que contaran un chisme. Al
principio eso parecía, los diálogos sonaban un poco trillados, la ausencia de
realidad en algunas formas o protocolos de los altos burócratas mexicanos y la
presencia de Kate del Castillo apuntaban a otra de esas farsas mal documentadas
sobre la política mexicana, pero una vez que se establecen los personajes la
cinta va tomando forma, la dirección de Bolado es impecable, su estilo visual
se centra en la historia de forma precisa y sin grandes trucos, se limita a
encuadrar la película para que se cuente a través del diálogo y las imágenes. De
un momento a otro aquellos detalles burdos que definen el principio de la
cinta, se convierten en una reconstrucción detallada de hechos y en preguntas
que al día de hoy siguen sin contestarse.
Antes de hacer el editorial sobre
el contenido de la película, quiero remarcar la calidad de la manufactura,
desde un guión bien escrito, hasta una post producción bien cuidada y precisa.
Más allá de opiniones políticas, la cinta se convierte en un thriller político
de muy buen nivel que nos deja perturbados. Quizá la historia relacionada con
Kate del Castillo llega a consecuencias demasiado trágicas en un momento en que
no era necesario y sus ganas de construir un candidato del PRI demasiado bueno,
que de verdad tenía intenciones de romper con el pasado y fundar una nueva
república, resulta un poco ingenuo y lejos de la realidad, pero supongo que a
falta de mejor información había que reducir ese tema para efectos dramáticos.
Yo, como muchos mexicanos,
creemos que Salinas mató a Colosio, que Córdoba Montoya lo ayudó a ocultar
todas las pruebas y que el sistema le dio suficientes largas al asunto para que
ya no importaran los elementos ilógicos de la investigación, los múltiples
Aburtos y la teoría del asesino solitario. Pero más allá de eso, la cinta me
recuerda un México más oscuro, con periodistas muertos, control de medios de
comunicación y pactos en lo oscurito para manejar el país. Me recuerda que en
el año 2000 sentíamos que nos habíamos deshecho de toda esta mierda. Me
recuerda mucho a cosas que estamos viviendo en este momento, y me hace pensar en
el regreso absoluto de esta política oscura y controladora. Entiendo que México
cambió, que la libertad de prensa ha mejorado, que el acceso a internet abre
fuentes de información que no permitirán compra de voluntades, pero me pregunto
si los priístas lo saben y como parece que no están conscientes, me pregunto
que tan lejos están dispuestos a llegar para recuperar el México que a ellos
les gusta, el que justifica todas las acciones para conservar el poder. No es
campaña, sólo cosas que pienso después de ver una película.
Les dejo el trailer
http://www.youtube.com/watch?v=RmAE0CMnPBU