lunes, 23 de julio de 2012

Batman Ends


Mi hermano Néstor es dos años más chico que yo, estudió derecho, le gustan las comedias de Adam Sandler, la música de boda, y el fútbol. Crecimos juntos en la misma casa y durante muchos años compartimos cuarto, juguetes y algunas amistades; sin embargo, conforme fuimos creciendo, nuestros intereses no pudieron volverse más diferentes, a él le gustaba jugar todo tipo de deportes al aire libre y a mí me gustaba encerrarme en mi cuarto a escuchar música, él ponía la estación de radio de moda y le gustaba casi cualquier cosa que tocaran y yo pasaba horas grabando cassettes con música cuidadosamente escogida para el estado de ánimo que reinaba en alguna semana. Los domingos mi hermano pasaba la tarde esperando el partido del América y yo aprovechaba para ver dos o tres películas en plaza universidad. Una vez superada la adolescencia, ambos empezamos a practicar la tolerancia y encontrar terrenos en común, discusiones sobre política, discos viejos de U2, partidos de la selección en mundiales y películas épicas de acción, en especial estrenos de verano llenos de efectos especiales y explosiones.

La primera vez que trabajé en un comercial grande con muchos efectos especiales, empecé a desarrollar una fascinación por la complejidad técnica que requiere hacer compuestos visuales, desde la planeación, la ejecución en el set y las horas de diseño que se pasan en la post. Y así se abrió la posibilidad de ver muchas más películas. Cada vez que veo un trailer lleno de seres digitales, robots o batallas impresionantes, no puedo evitar ir al cine y pasar horas analizando como hicieron cada uno de los trucos que se ven en la pantalla, principalmente por esta razón me he vuelto adicto a los estrenos de verano, desde Lord of the Rings, hasta los G.I. Joe. Y aunque casi siempre los mejores efectos especiales coinciden con las mejores películas (Matrix, District 9, Black Hawk Down), debo confesar que he disfrutado pelis terribles sólo por la manufactura de sus efectos especiales (Matrix Revolutions, Transformers, The Day After Tomorrow). Los efectos especiales también me gustan porque expanden al posibilidad del cine de crear mundos alternos, lugares lejanos, creaturas extrañas y medios de transporte únicos.

En el veranos del 2005, mi hermano estaba por tener a su primer hijo, como era costumbre escogíamos un par de pelis veraniegas para asistir juntos, aprovechar una de las cosas que teníamos en común para pasar un rato juntos que fuera disfrutable para los dos. Yo estaba muy escéptico del inicio de una nueva serie de pelis de Batman, las dos que hizo Tim Burton me parecían en aquél momento un logro bastante decente de llevar aquél comic al cine, suficientemente oscuras y al mismo tiempo accesibles al público, y aunque las dos secuelas que hizo Joel Schumacher fueron un desastre total, encontraba difícil que se hiciera algo superior a lo que un director que parecía perfecto para dirigir cómics había logrado en Batman y Batman Returns. Además Nolan, que dirigía la nueva peli, no había superado aún la prueba de director sólido y constante, su Memento lo había puesto en el mapa pero el remake de Insomnia era tan burdo y obvio, que no estaba seguro que era capaz de llevar a cabo un proyecto tan grande.

Cuando se prendieron las luces del cine, mi hermano estaba muy emocionado, todos los juguetes del hombre murciélago, todas las persecuciones y peleas habían llenado sus expectativas, y yo, no pude evitar pensar que las películas de Burton eran una caricatura divertida, comparado con la que acababa de ver. La cinta tiene un par de hoyos en el guión y Nolan no filma acción de manera interesante, es decir recurre al truco más viejo que es intercortar rápidamente un montón de tomas para darnos la sensación de velocidad y emoción, pero casi siempre nos perdemos en el espacio y orden en que suceden los balazos; sin embargo, su Batman es sumamente real, se deshace de la estética comic y establece una Ciudad Gótica que podría ser Nueva York o Londres, le quita el nivel de caricatura a los villanos y los establece como seres con planes e intereses lógicos, además logra un superhéroe sumamente oscuro, pero real a la vez, lo cual funciona perfecto con un personaje que no tiene superpoderes.

El sábado pasado me volví a sentar escéptico esperando que The Dark Knight Rises fuera la decepción que fue su trailer, exagerado, ruidoso y con demasiada prisa por cerrar la trilogía. También debo admitir que me parece imposible superar lo que hizo con la segunda parte, The Dark Knight, y aunque en mi opinión no logra mejorar la historia que cuenta la lucha de Batman contra el guasón, es un gran intento por lograrlo.

La cinta sucede 8 años después de la anterior, Batman se ha retirado y su ciudad parece ser una lugar seguro de nuevo. De forma muy sutil Nolan nos pone al día con los personajes que ya conocemos y con calma nos presenta a quienes son nuevos para la historia, de hecho el gran secreto del director en las tres pelis es su capacidad de construir personajes justo antes de que explote la historia, la narración se detiene cuando tiene que hacerlo aunque implique esperar más para las grandes secuencias de acción, pero el efecto emocional que genera este esfuerzo vale la pena, justo cuando las cosas empiezan a salir mal, nos preocupan los personajes, entendemos su circunstancia y nos importa su destino.

Sin entrar en detalles que arruinen la película para nadie, me atrevo a decir que salí satisfecho de la última versión de Batman. Que el superhéroe que ha decidido crear el realizador inglés es probablemente el que resultará más sólido, no sólo para lo aterrizada de la realidad en que sitúa la película sino por que empuja fuera de la historia cualquier elemento de caricatura, cualquier concesión comercial de hacer la cinta amigable para niños y adolescentes tempranos. Es un peli violenta y dura en sus imágenes, los villanos escapan rápidamente de lo sobrenatural y por lo tanto se vuelven verdaderas amenazas, Bruce Wayne es tan falible que muy pronto  dudamos de su capacidad para combatir el mal.

Si tuviera que explicar por qué no supera a la segunda entrega de la serie, podría decir que todo es circunstancial, la posibilidad de una mejor cinta estaba ahí, pero la necesidad de cerrar la historia, apresura y exagera un par de circunstancias, los obliga a dar un par de giros sorpresa que no hacen tanta lógica y liga un poco forzado algunas cosas las dos pelis anteriores. También es difícil superar no sólo la actuación de Heath Ledger como el guasón, sino también la construcción de un personaje que se ha vuelto verdaderamente icónico y que logra salir de las dos dimensiones del cómic para convertirse en una amenaza real. Con esto no quiero despreciar el trabajo que se hizo con Bane y Gatúbela, ambos casting son perfectos y la línea narrativa que sigue cada uno se logra casi a la perfección, logrando generar la posibilidad de un villano realmente posible.

Nolan deja varias puertas abiertas, aunque ha dicho que con esta entrega termina su participación con Batman, pero no me extrañaría que los grandes estudios estuvieran planeando alguna forma de continuar la saga, quizá echándola a perder  como lo hicieron con la que inició Burton. Yo creo que en un futuro no muy lejano dedicaré una sola tarde a ver las tres películas juntas, puede ser que sea un gran pretexto para convivir con mi hermano.


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