lunes, 5 de diciembre de 2011

La primera vez... parte 2 de 2


La primera vez que dije en voz alta que quería dedicarme al cine tenía 14 años, poca idea de lo implicaba y un millaje bastante pobre de películas en la cineteca nacional. Cuando la gente me preguntaba qué quería ser de grande, yo contestaba director de cine y en la mayoría de los casos recibía la respuesta: “como Spielberg”. Esa referencia me llamaba la atención, al parecer era el único nombre identificable para mis familiares como director de cine, hasta 1999 cuando Almodóvar estrenó Todo Sobre mi Madre, la película causó una sensación tan grande que mis tías explicaban sobre mi vocación: “Quiere ser como Almodóvar”. Después vino el boom de directores mexicanos que empezó a variar la respuesta de quién es un director de cine.

La primera vez que vi una película de Almodóvar fue en una de mis primeras muestras de cine en la cineteca nacional, ¡Átame! contiene esa imagen del buzo de plástico que nada directo en la vagina de Victoria Abril para darle placer en la bañera. Debo reconocer que esa secuencia se quedó en mi mente durante muchas noches de mi adolescencia. El director español tiene una firma muy específica, sus pelis son reconocibles inmediatamente, la paleta de colores saturados, la iluminación baja en contraste y las actuaciones desproporcionadas. Almodóvar empezó su carrera con comedia anti franquista, de situaciones e imágenes irreverentes que buscaban romper con el pasado conservador y moralista que caracterizó a España durante la dictadura y llevar a un mundo desenfrenado, empujando al espectador de su país a lidiar con todas aquellas palabras, ideas y conceptos que les habían sido negados durante casi 40 años, hasta que poco a poco se agotó la fórmula escandalosa y se volvió excesiva. Y entonces Almodóvar maduró y comenzó a  hacer un cine más retador, encontrando los límites de la moral e intentando ponernos en la perspectiva de un mundo que fácilmente desechamos por malo. Yo diría que es un director bastante impredecible, tiene películas grandes y otras espantosas, pero no hay ningún orden, es decir, siempre que veo algo que detesto de él y creo que lo perdimos, nos regala una peli diferente que nos permite darle siempre una oportunidad a la que sigue.

La Piel que Habito sería una película de terror si el sexo nos causara el mismo asco que la sangre y las vísceras. Almodóvar regresa al tipo de historia que le gustaba contar al principio de su carrera, pero con más ganas de shockear a la audiencia que a la derecha español. Con su estilo habitual, nos regala una historia un poco más oscura de lo que suele hacer, con un Antonio Banderas que, sobreactuado, es realmente tenebroso en su papel de Dr. Frankenstein conoce al Dr. Erótico. Bajo ninguna circunstancia podemos decir que Almodóvar ha crecido como cineasta, ni que ésta es su mejor película, pero el resultado es una versión bastante original de sus temas y obsesiones constantes. Creo que aún tiene un par de películas buenas en él, aunque  verlas nos cueste varias malas.

La primera vez que vi una Película de Lars Von Trier me sentí sumamente confundido, la experimentación visual que propone Breaking The Waves, junto con la tortura que nos hace pasar de la mano de Emily Watson, para rematar con ese final que normalmente rayaría en lo cursi, pero dada la circunstancia se convierte en una verdadera redención celestial. Es justo decir que Von Trier me llamó la atención desde el principio. El director Danés es un desaliento para cualquier aspirante a cineasta, sus primera películas están filmadas con una perfección que llevó a otros directores décadas lograr y sus películas más experimentales carecen absolutamente de ingenuidad y romanticismo artístico, son de verdad retos para romper la forma típica en la que vemos el cine, incluso obras menores como El jefe de Todo, resultan sorprendentes teniendo en cuenta que son guiones escritos en tres semanas y filmados en cuatro. Sin duda Von Trier es un director en madurez total, cuyo defecto más grande es justo lo que lo hace uno de los realizadores más interesantes de los últimos años, su ego absoluto, su insoportable afán por declararse el mejor director del mundo, haciendo películas que no sólo retan a la audiencia, sino a las capacidades de él mismo.

Melancholia es probablemente su película menos controversial en los últimos años, ninguna de las actrices fue torturada durante el rodaje, no hay imágenes perturbantes ni criticas sociales generalizadoras. Lo que existe es una búsqueda constante por la belleza en las imágenes y la tristeza en el ambiente general de la película. Las actuaciones son impecables desde la más pequeña hasta los nombres grandes, donde sobresale Kirsten Dunst no por ser la mejor (es difícil competir contra Charlotte Gainsbourg), sino por que demuestra una complejidad de la que nunca antes había sido capaz, de hecho creo que nunca antes se había visto tan guapa, una escena donde descansa sobre el pasto desnuda es probablemente la imagen mas bella que he visto en años en una película. El problema con la cinta es que al final no causa devastación, este fin del mundo es sin lugar a dudas triste, es hermoso, pero no es aterrador, es decir, por más tristes e interesantes que son los dramas individuales de los personajes, no alcanzan la complejidad necesaria para encontrar el consuelo o el vacío que puede generar el fin total de la existencia terrenal. Soy fan de Lars Von Trier y debo decir que veré Melancholia una y otra vez buscando los detalles que hacen del cine algo increíble, pero el director tendrá que hacer un esfuerzo todavía más grande para destrozarnos la esperanza; sin embargo, creo que si alguien puede hacerlo es él. Ojalá se levante al reto y lo intente en muchas películas más.

Trailers:
A Dangerous Method

J Edgar

La Piel que Habito

Melancholia


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